Son 16 construcciones las que destacan en la Isla de Chiloé, datan del siglo XVII durante la época evangelizadora que realiza la corona española en Chile, siendo jesuitas europeos los actores principales. Los jesuitas realizaron la Misión Circular, que constaba en recorrer tierras del archipiélago durante 8 meses, levantando estos templos. En ella se tuvieron contacto con huilliches, chonos y españoles, habitantes del archipiélago. Luego de la expulsión de jesuitas en el año 1767, franciscanos siguieron con esta misión, evolucionando así la tradición hasta llegar a modelos con tendencias más sobrias, semejantes al barroco y neoclasicismo.
Los diseños traídos de Europa y el conocimiento en construcción de navíos de carpinteros chilotes, dieron fruto a estas maravillas, destacadas por los detalles en coigüe, ciprés y mañío; maderas que procedían de Palena. Para unir piezas se ocupó tarugos de luma y clavos, desmintiendo así la creencia chilena de que en su construcción no se ocupó ni un solo clavo.}
Se caracterizan por estar orientadas hacia el este, teniendo una explanada para procesiones (en muchos casos, actuales plazas). Además tienen una fachada con arcos falsos en su entrada y una torre con campanario en la parte superior.
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